QUE ES EL YOGA?

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1. Nadie conoce el Uno absoluto, primordial e intemporal; ni tampoco el momento en que el mundo comenzó a existir. Dios y la naturaleza existían antes de que apareciese el hombre, pero a medida que éste evolucionó, fue cultivándose y comenzando a realizar sus propias potencialidades. Producto de este proceso surgió la civilización. Con ella evolucionaron las palabras, desarrollándose así los conceptos de Dios (Purusa) y naturaleza (prakriti), religión (drama) y yoga.

2. Dado que se hace bastante difícil definir estos conceptos, cada hombre ha de interpretarlos según su propia comprensión. Cuando el hombre cayó preso en las redes de los goces mundanos, descubrió que se había separado de Dios y la naturaleza. Fue así presa de las polaridades del placer y el dolor, el bien, y el mal, el amor y el odio, lo permanente y lo pasajero.

3. Atrapado en estos opuestos, el hombre sintió la necesidad de una divinidad personal (Purusa) que fuera suprema, no se viera afectada por la aflicciones, las acciones y las reacciones, y que se hallara libre de la experiencia de la dicha y la tristeza.

4. Ello llevó al hombre a buscar el ideal superior, encarnado en el Purusa perfecto o Dios. Fue así como el Ser Eterno, al que llamó Isvara, el Señor, el guru de todos los gurus, se convirtió en el centro de su atención, de su concentración y de su meditación. En esta busca fundamental por alcanzarlo a Él, el hombre ideó un código de conducta por medio del cual podría vivir en paz y armonía con la naturaleza, con sus semejantes y consigo mismo.

5. Aprendió a distinguir entre el bien y el mal, la virtud y el vicio, lo moral y lo inmoral. Surgió así un concepto global de la acción correcta (drama) o la ciencia del deber. El Dr. S. Radhakrishnan escribió que “Drama es lo que sustenta, apoya y sostiene”, guiando a la humanidad a vivir una vida sperior sin consideraciones de raza, casta, clase o fe.

6. El hombre se dio cuenta de que debía mantener el cuerpo sano, fuerte y limpio si quería actuar conforme al drama y experimentar la divinidad que se halla dentro de él. Los videntes indos, en su búsqueda de la luz, destilaron la esencia de los Vedas en los Upanisads y los Darsanas (espejos de percepción espiritual). Los darsanas o escuelas son: samkhya, yoga, nyaya, vaisesika, purva mimansa, y uttara mimansa.

7. El samkhya afirma que toda creación es producto de los 25 elementos esenciales (tattvas), pero no reconoce al Creador (Isvara). El yoga sí reconoce al Creador. El Nyaya pone el acento en la lógica y se ocupa principalmente de las leyes del pensamiento, apoyándose en la razón y analogía. Acepta a Dios como resultado de la inferencia. El Vaisesika hace hincapié en nociones tales como el espacio, el tiempo, la causa y la materia, y viene a completar a nyaya. Defiende, además, la misma visión de Dios del nyaya. El Mimamsa, que se supedita a los Vedas, consta de dos escuelas: el Purva Mimamsa, que se ocupa del concepto general de la Divinidad, aunque subrayando la importancia de la acción (karma) y los ritos; y el Uttara Mimamsa, que acepta a Dios sobre la base de los Vedas, si bien pone especial énfasis en el conocimiento espiritual (jñana).

8. Yoga es la unión del sí-mismo individual (jivatma) con el Sí-mismo universal (Paramatma). La filosofía samkhya es teórica, mientras que el yoga es práctico. El samkhya y el yoga combinados proporcionan una exposición dinámica del sistema del pensamiento y la vida. El conocimiento sin acción, y la acción sin conocimiento, no ayudan al hombre. Han de aparecer entremezclados. Es por eso que samkhya y el yoga van juntos.

9. Según el yoga, Yajñavalkya Smriti, el Creador (Brahma), bajo la forma de Hiranyagarbha (El Feto Dorado), fue en origen el difusor del yoga como sistema para la salud del cuerpo, el control de la mente y la consecución de la paz. El sistema fue compilado y puesto por escrito por Patanjali en sus Yoga Sutras o aforismos. Más que de un estudio prolijo, se trata de directrices que revelan los medios y el fin. Cuando se combinan y practican las ocho disciplinas del yoga, el yogui experimenta la unidad con el Creador, perdiendo su identidad de cuerpo, mente y sí-mismo. Éste es el yoga de la integración (samyama).

10. Los Yoga Sutras se componen de 196 aforismos divididos en cuatro capítulos. El primero se ocupa de la teoría del yoga. Va dirigido a quienes ya han logrado una mente serena, y establece lo que han de hacer para conservar esa serenidad. El capítulo segundo, acerca del arte del yoga, inicia al principiante en la práctica. El tercero trata de la disciplina interna y de los poderes (siddhis) que adquiere el practicante. El capítulo cuarto y último habla de la emancipación o liberación de las cadenas de este mundo.

11. El vocablo “yoga” procede de la raíz sánscrita “yuj”, que significa atar, juntar, sujetar y uncir; dirigir y concentrar la atención a fin de utilizarla para la meditación. El yoga es, pues, el arte que lleva a una mente incoherente y dispersa a un estado reflexivo y coherente. Es la comunión del alma humana con la Divinidad.

12. El hombre recibe como legado de la naturaleza las tres características o cualidades (gunas), que son: la iluminación (sattva), la acción (rajas) y la inercia (tamas). Ubicado en la rueda del tiempo (kalachakra: kala=tiempo, chakra=rueda) como una vasija en el torno de un alfarero (kulalachakra), el hombre es modelado y remodelado de acuerdo al orden predominante de estas tres características fundamentales entremezcladas.

13. El hombre se halla dotado de mente (manas), intelecto (buddhi) y ego (ahamkara), denominados colectivamente “consciencia” (chitta), la cual es fuente de pensamiento, entendimiento y acción. A medida que gira la rueda de la vida, la consciencia experimenta las cinco desgracias de la ignorancia (avidya), el egoísmo (asmita), el apego (raga), la aversión (dvesa) y el amor a la vida (abhinivesa). Éstas a su vez colocan a chitta en cinco estados diferentes, a saber: embotado (muda), oscilante (ksipta), parcialmente estable (viksipta), de atención unifocal (ekagra), o concentrada (niruddha). Chitta, como el fuego, se ve avivada por los deseos (vasanas), sin los cuales su fuego se extingue. En ese estado puro chitta se torna fuente de iluminación.

14. Patanjali desarrolló ocho estadios en la vía de la realización, de los cuales hablaremos en el próximo capítulo. Chitta en estado de embotamiento se ve purificada a través de yama, niyama y asana, que espolean la mente hacia la actividad. Asana y pranayama llevan la mente oscilante a un estado de cierta estabilidad. Las disciplinas de pranayama y pratyahara vuelven atenta la mente y focalizan su energía. En este estado la mente es controlada por dhyana y samadhi. A medida que se progresa, serán los estadios superiores del yoga los que predominen, si bien los estadios previos, que sientan las bases, no han de ser ignorados ni descuidados.

15. Antes de explorar el “Atman”, al que desconoce, el sadhaka ha de aprender de lo conocido: su propio cuerpo, mente, intelecto y ego. Una vez conocido lo “conocido” en su totalidad, éstos se funden en lo “desconocido” como ríos que se funden en el mar. El sadhaka experimenta en ese momento el más alto estado de gozo (ananda).

16. Primero el yoga se ocupa de la salud, la fuerza y la conquista del cuerpo. Después, levanta el velo de diferencia entre el cuerpo y la mente. Finalmente, conduce al sadhaka a la paz y la pureza diáfana.

17. El yoga es una forma sistemática de enseñar al hombre a ir con meticulosidad y eficacia en pos de la divinidad que se halla en su interior. Desentraña al hombre desde el cuerpo externo hasta el sí-mismo interior. Avanza pasando del cuerpo a los nervios, y de los nervios a los sentidos. Desde los sentidos se adentra en la mente, controladora de la emociones. Desde la mente penetra en el intelecto, que guía la razón. Desde el intelecto, su senda conduce a la voluntad, y de ahí a la conciencia (chitta). La última fase va de la conciencia al Sí-mismo, su ser auténtico (Atma).

18. Así, el yoga conduce al sadhaka desde la ignorancia al conocimiento, desde la oscuridad a la luz, y desde la muerte a la inmortalidad.

Capítulo 1, “Luz sobre el Pranayama”, B.K.S. Iyengar.